Reflexiones sobre el tratamiento del pueblo gitano en los medios de comunicación

lunes, marzo 01, 2010

SALVEM.... LA DIGNITAT HUMANA

A mediados de 2007 fue cuando empezamos a oír hablar de Cabanyal 2010. Por no entrar a valorar todavía, la empresa ofrecía alquileres a personas con escasos recursos en viviendas sin cédulas de habitabilidad, sin luz y sin agua. Lo vendían como un bien social por lo que muchas de las personas que llegaban a recursos sociales con temas de regularización administrativa, escolarización de menores o búsqueda de empleo entre otros, accedieron a estos alquileres que, por otro lado, eran los únicos que podían y pueden pagar. Por lo que nos toca, mucha población gitana procedente sobre todo de Rumanía, que emigraban a España ya como ciudadanos comunitarios (aunque todavía de segunda , a tenor de la moratoria), alquiló viviendas en las calles históricas de El Cabanyal. Se veían empadronamientos de Francisco Baldoma, San Pedro o Vicente Brull. Esas personas rehabilitaron (con sus escasos recursos) las casas de derribo que la empresa, que se embolsaba más de 3.000 euros al mes en concepto de alquileres sociales, les habían arrendado. Ajenos a la función que se esperaba de ellos, escolarizaron a sus hijos en los colegios e institutos cercanos, comenzaron a entretejer sus propias redes y a crear sus propias fórmulas de subsistencia (como la venta en el rastro de ropa y objetos usados).
No sabían que su papel en la historia ya estaba escrito. Abocados a un protagonismo impuesto e invisible como la “parte degradante”. Sin voz y sin voto, por supuesto. Tratados igual por todas las partes. Fuera de los discursos de recuperación de patrimonio histórico y social de los de Salvem, lejos de la consideración de vecinos de pleno derecho que también contribuyen a la regeneración del barrio. Dentro de los discursos de degradación del barrio promovidos por el Ayuntamiento y la Generalitat, muy lejos ahora de quiénes les abrieron las puertas de El Cabanyal.

Estas familias viven ajenas a la complejidad perversa de todo esto. Víctimas de las víctimas, no son consideradas por los medios de comunicación como dignas, al menos, de discurso. Sin casas de propiedad en el barrio, sin posibilidades de acceder a otras viviendas, es seguro que algunos se quedarán en la calle. Serán los que más pierdan. A pesar de todo, muchas de estas familias son infinitamente honradas, viviendo en el centro mismo de la indecencia; imperturbables, coherentes, DIGNAS DE RESPETO.